EL ELIXIR DE LA ETERNA JUVENTUD DE XU FU
En la antigua China, al emperador Qin Shi Huangdi (260-210 a. C.) le preocupaba la inmortalidad, o al menos llegar a la longevidad. Su médico personal Xu Fu, llevaba años presumiendo de saber cómo obtener el elixir de la inmortalidad, ese era el momento en el que debía demostrarlo.
Xu Fu no tenía ni idea de cómo mezclar el brebaje, pero no estaba dispuesto a admitirlo, ya que los emperadores de China nunca destacaron por su capacidad de comprensión con los mentirosos. Por esa razón, optó por marcarse un farol. Le dijo a su emperador que sabía cómo conseguir el elixir.
El brebaje se almacenaba en la isla de Penglau, una legendaria montaña sagrada en medio del océano. Alrededor del islote nadaba un monstruo marino, además vivían semidioses inmortales cuya aprobación se tenía que comprar con ofrendas costosas y difíciles sacrificios.
Si el emperador le proporcionaba una flota de valientes arqueros que mataran al monstruo, abundantes riquezas para sobornar a los inmortales y un buen número de vírgenes de ambos sexos, por lo que pudiera pasar, Xu Fu se comprometía a viajar hasta Penglai, arriesgando su propia vida para conseguir un par de botellas del elixir y regresar de inmediato.
El emperador accedió de inmediato. Los barcos se prepararon con esmero, se llenaron las bodegas de riquezas y ofrendas, las vírgenes y los arqueros embarcaron por separado y la flota zarpó. Una flota a la que nunca más se volvió a ver. Por lo menos en China.
Parece ser que Xu Fu no encontró ni la isla perdida ni a sus monstruos. Pero él y los arqueros, gracias a las riquezas y sobre todo a las vírgenes, tuvieron una vida mejor que el propio emperador, que seguía envejeciendo como el resto de los mortales.
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