EL LABERINTO DE AMENEMHAT III Y LA TUMBA DE IMHOTEP

El laberinto de Amenemhat III (1800 a. C.) es uno de los monumentos que se encuentran ocultos bajo el mar de arena del desierto de Egipto. Esta construcción sirvió como modelo al laberinto de Knossos, en Grecia, en el que se alojaba el Minotauro. Fue construido para confundir a los ladrones de tumbas, solamente a través de él se podía acceder a las cámaras funerarias.

No se sabe muy bien donde se ubicaba. Herodoto que lo visitó, contaba que se quedó perplejo ante aquel palacio con tres mil quinientas habitaciones, la mitad de ellas por encima y la otra mitad por debajo del nivel del suelo (las cámaras funerarias) y sus doce gigantescos patios cubiertos, seis orientados al norte y seis al sur. Todo ello rodeado por un único muro, una de sus paredes desparecía bajo las aguas de un lago. Los egipcios lo llamaban “El templo a la entrada del lago”, y los griegos “labyrinthos”.

También se encuentra desaparecida la tumba de Imhotep, visit del faraón Zoser, sumo sacerdote, médico, matemático y escritor. En las crónicas de su viaje a Egipto, Samosata, cuenta la visita que hizo a la tumba de Imhotep. También cuenta que pudo ver cómo los enfermos, después de ir al “Asciepión”, se acercaban para dejar sus ofrendas en el sepulcro.

El Asciepión, era una capilla destinada a la sanación, se encontraba cerca de Sakkara en honor a Imhotep, el Asciepio, era el dios de la medicina, de los griegos. En su interior, vivían sacerdotes-médicos que aplicaban remedios, además de estatuas del divino Imhotep, que era el que conseguía los milagros.

El hallazgo de cualquiera de los dos, sería fundamental para despejar muchas dudas. La tumba de Imhotep, puede contener pinturas y grabados que representen escenas sobre la construcción de las pirámides, lo que ayudaría mucho a los egiptólogos. Algunos esperan encontrar el libro de donde Imhotep extrajo toda su sabiduría y que cuentan que le había sido legado por el cielo.