27 de julio de 2015

HOMBRES QUE NO LO ERAN


Dorothy Lawrence (1896-1964) era una periodista inglesa que quería ser reportera de guerra. Cuando tenía diecinueve años adoptó la identidad de Dennis Smith, haciéndose pasar, en la Primera Guerra Mundial, por un soldado. Se hizo con un uniforme, obtuvo documentos de identidad falsos, y logró, después de algunas aventuras, pertenecer al regimiento de Leicester.

 Después de diez días de servicio, se dio cuenta de la dificultad para mantener su sexo en secreto, confesó a sus superiores la verdad. La arrestaron y fue acusada de espionaje y declarada prisionera de guerra. La hicieron firmar un documento para que no contara su historia, tenían miedo de que otras mujeres la imitaran. Al finalizar la guerra, escribió su experiencia, el Gobierno se la censuró y no salió a la luz hasta muchos años después. Dorothy murió en 1964 en un asilo, tenía problemas mentales.

Sarah Rosetta Wakeman (1843-1864) luchó en la guerra civil, disfrazada de hombre llamado Lyon Wakeman. Antes de la guerra se dio cuenta de que siendo hombre encontraba trabajo más fácilmente y ganaba un sueldo más alto. Cuando tenía dieciocho años trabajó como controlador de carbón en el puerto. Escribió sus aventuras en el libro “Un soldado poco frecuente: las cartas de Sarah Rosetta Wakeman”.

Al marido de Malinda Blalock (1842-1901) lo llamaron como soldado en la guerra civil estadounidense, ella no quiso que se marchara solo y se vistió de hombre y se alistó con el nombre de Samuel Blalock, de esa manera se hizo pasar por el hermano mayor de su marido. Fue mejor soldado que su esposo y su identidad nunca fue revelada. Con el tiempo, la pareja desertó del ejército.

Jennie Irene (1843-1915) se disfrazó de hombre, pasándose a llamar Albert Cashier, y se alistó en el 95.º Regimiento de Infantería de Illinois. Participó en más de cuarenta batallas. Fue apresado en una ocasión, pero consiguió salir libre.

En 1865, después de la guerra, siguió viviendo como hombre, trabajando como conserje en una iglesia y en un cementerio, y como farolero. Votó como hombre y reclamó una pensión como veterano de guerra.

En 1910, fue atropellado por un coche, se rompió una pierna. El médico que le atendió descubrió su secreto, pero lo convenció para que guardara silencio. Unos años después, se fue a vivir a un asilo de ancianos, tenía las facultades mentales mermadas por la edad, y los asistentes del asilo descubrieron su sexo durante un baño.

La obligaron a vestirse de mujer hasta su muerte. Fue enterrada con uniforme militar y en su lápida se escribieron sus dos nombres.

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