ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO EN LA DINASTÍA OMEYA
La dinastía omeya empieza en el año 661, con la proclamación, en Jerusalén, de Muawiya, después del asesinato de Ali, yerno de Mahoma. Con los omeyas cambió por completo la política y la religión del Imperio islámico. El califato se convierte en una monarquía. La capital del estado se desplaza a Damasco.
Los omeyas siguieron el sistema fiscal heredado de los persas y los bizantinos. Un impuesto doble, en metálico y en especies, aplicado a la propiedad territorial. Las tierras seguían clasificadas en diferentes categorías. Los comerciantes del imperio omeya pagaban un impuesto en oro o plata según sus actividades comerciales.
Para evitar la emigración de los campesinos, cada comunidad agrícola fue considerada como una unidad fiscal, obligada al pago de una determinada cantidad. Si entre los miembros de esa comunidad o municipio había deudores ausentes, la carga fiscal recaía sobre los demás.
El impuesto (chizya) era de tres clases: el propietario de la tierra debía pagar con lo que producía la tierra; el artesano con sus beneficios, y el mercader que comerciaba con dinero, pagaba con éste. Solamente los musulmanes estaban sujetos a los diezmos legales. Los sometidos, cristianos, judíos y zoroastras, estaban obligados a pagar un impuesto personal, que variaba según el pacto firmado con los conquistadores.
Abd al-Malik (646-705), también llamado Abdalmalik, quinto Califa Omeya, llevó a cabo unas reformas administrativas, ordenó traducir al árabe los documentos principales, sobre todo los fiscales, utilizar la lengua árabe, la reforma del sistema monetario, la monopolización de la industria textil y la industria del papiro, etc.
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