GRIMOND DE LA REYNIÈRE, EL PRIMER GOURMET

Alexandre-Balthazar Grimond de la Reynière (1758-1838) fue un abogado, periodista, y el primer crítico gastronómico de la historia, (además de ser el inventor de la palabra gastronomía). La familia de Grimond era de Lyon, Francia. Su abuelo se había enriquecido con la carne, ya que era carnicero. Su padre compró el puesto de Intendente General, con el dinero que había hecho con los cerdos.

Grimond nació en el Palacio de los Campos Elíseos, en París, con una deformidad en las manos, que le impedía utilizarlas (tenía todos los dedos unidos, menos el pulgar). Estudió derecho y se graduó como licenciado, hasta que sus rarezas, y su humor negro, como por ejemplo un día, que para no soportar a un criado, mandó instalar un tubo acústico y así le daba las órdenes directas a la cocina, sin necesidad de hablar con el criado. Esas otras peculiaridades provocaron que su padre lo encerrara en un convento.

En 1788 se fue a Beziers, y abrió una tienda de comestibles. Cuando su padre murió, ocupo por derecho propio, el comedor del Palacete de los Campos Elíseos, que lo confirmaron como uno de los primeros anfitriones de Francia y lo siguió haciendo durante la Revolución Francesa.

A principios del siglo XIX, y después de la Revolución Francesa, Grimond pensó en enseñar a comer a las nuevas generaciones de nuevos ricos y para ello ideó una nueva gastronomía sabrosa, sencilla y fina. Para ello escribió el libro “Manual de los anfitriones” (1808) y el “Almanaque de los gourmands”, que del año 1803 a 1812 se publicó anualmente con mucho éxito. Este almanaque trataba de críticas (comida, servicio, limpieza, etc) a restaurantes de la época.

Organizó, además, los Tribunales Gastronómicos, que se reunían en casa de Grimond y decidían sobre las los platos que les presentaban les otorgaban un “Certificado de autenticidad”, que por lo estricto, casi nadie accedía a él.

Murió después de la cena de Nochevieja de 1838, en la que había invitado a unos pocos amigos. Se quedó dormido y no volvió a despertarse.