LA ÚLTIMA VOLUNTAD DE DON JUAN DE AUSTRIA
En la obra “El nacimiento de la República Holandesa” escrita por John Lothrop Mortley de 1856, se cuenta el último adiós a Don Juan de Austria (1547-1578):
“Había sido la última voluntad de Don Juan que sus restos se enterraran en El Escorial al lado de su padre imperial (era hijo ilegítimo de Carlos I de España (1500-1558) y hermano de padre de Felipe II de España(1527-1598) y como el ruego fue atendido, se envió la real orden para el trasporte del cadáver a España. Se pidió y se obtuvo el permiso para que un número reducido de tropas españolas pasara por Francia. Pero el ahorrativo rey no hizo mención alguna del hecho de que esos soldados habían de llevar los restos mortales del héroe de Lepanto, porque estaba decidido a evitarse los gastos que ocasionaría el traslado público del cuerpo y el intercambio de cumplidos, que exige la etiqueta, con las autoridades de cada pueblo en tan largo viaje.
Por consiguiente, el cuerpo se dividió en tres partes y con ellas se hicieron tres paquetes separados; y de esta manera, con las diferentes porciones colgadas del arzón de distintos soldados (para llevar menos peso), fue trasladado el cuerpo del conquistador a su lejano lugar de descanso…”
Los historiadores clásicos contaron que a su llegada a España los fragmentos fueron unidos de nuevo y fijados con alambre; que entonces se rellenó el cuerpo, se atavió con magnificas vestiduras y se colocó de pie, siendo sostenido por personal del Estado Mayor; y que preparado de este modo para la entrevista real, los restos mortales de Don Juan se llevaron ante la presencia de Su muy Católica Majestad.
De esta manera, Don Juan de Austria encontró el reposo al lado de su padre imperial, ese era su deseo.
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