BÚHO
El búho ha desarrollado unas características que lo convierten en un hábil cazador aéreo, también tiene varias peculiaridades físicas que lo hacen infalible a la hora de matar. Tiene unas garras muy potentes y un pico ganchudo y afilado que le sirve para arrancar la carne de los huesos, además sabe encontrar a sus presas desde las alturas.
Su oído es ultra sensible y le ayuda a percibir desde la distancia el leve crujió de las patas de los pájaros, ranas y roedores. La cara en forma de disco grande con una fila de plumas que va de la mitad hacia afuera mejora la escucha porque las ondas sonoras se recogen y se envían directamente hacia los oídos. Los búhos oyen en un plano vertical. Algunas especies, como el búho real, tienen las orejas inclinadas, la izquierda está en una posición ligeramente más alta que la derecha para detectar mejor si un sonido proviene de arriba o de abajo.
Los búhos tienen los ojos en la parte frontal, lo que les da visión binocular y apreciación de la profundidad, muy útil para saber exactamente dónde está su presa. No pueden mover los ojos dentro de sus cuencas, por ello tienen la capacidad de girar la cabeza 270 grados. Como no tienen que mover el resto del cuerpo para ver lo que pasa detrás, son muy silenciosos, precisamente su silencio es lo que les da más ventaja a la hora de cazar. La vista del búho abarca unos 110 grados, aunque sólo 70 de ellos son binoculares.
Muchos búhos buscan a sus presas escondidos y otros vuelan para encontrar posibles víctimas. Cuando encuentra a su presa se lanza en picado con las alas cerradas y las abre sólo en el último segundo o planea manteniendo la vista sobre su objetivo. Justo antes de llegar a su presa, el búho echa la cabeza hacia atrás y las patas hacia adelante con las garras bien abiertas para atrapar a su víctima. El veloz impacto es suficiente para dejar inconsciente al animal, mientras que las garras lo matan.
Aunque normalmente los búhos se esconden durante el día, se han registrado ataques ocasionales sobre animales mucho más grandes que ellos, como perros e incluso humanos. El búho no intenta matar a las personas para comérselas, simplemente defiende su territorio, a su pareja, su nido, o sus polluelos.
Al llegar la primavera, los machos y las hembras se aparean. Durante esa temporada, los machos “llaman” a las hembras para saber donde se encuentran, y son ellas las que van al encuentro de ellos. Los machos siguen llamándolas después de que llegan, y les buscan comida para regalársela, todo para obtener el consentimiento de las hembras. Sólo se aparean con la misma pareja en la misma temporada. Muchos de ellos tienen la misma pareja de por vida, cada año se encontraran con el propósito de apareamiento, luego se separaran. Dependiendo de la especie de búho, la nidada puede ser de sólo unos pocos huevos o más de una docena. La incubación es de unos 30 días antes de que los huevos empiecen a eclosionar.
Los búhos anidan en muchos sitios; en el suelo, se adueñan de los nidos de otros pájaros, etc. A los cuatro meses los búhos empiezan a atrapar a sus propias presas. Algunas especies pequeñas ya tienen todas las plumas a las diez semanas de vida. Crecen rapidísimo, y en cuanto tienen plumas, se lanzan a cazar.
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