3 de enero de 2009

RAREZAS MEDIEVALES


Algunos anatomistas medievales creían que el pene era un manojo de nervios que nace de la espina dorsal y acaba en el miembro viril. Por eso lo llamaron cauda nervorum.


Una creencia popular aseguraba que si se plantaban pelos de mujer menstruante en estiércol se engendraba, gracias al calor del sol, una enorme serpiente.

Se creía que los hijos engendrados durante las reglas nacían pelirrojos.

Algunos eruditos medievales situaron en la columna vertebral la fábrica de espermatozoides. Decían que los lomos son la sede masculina de la lujuria. En cambio en la mujer estaba en el ombligo.

Los anatomistas medievales establecieron que la matriz de la mujer estaba tapizada por un vello fino, que es el que acoge el semen. Esta pilosidad vaginal explica por qué las prostitutas no solían quedarse embarazadas. Su matriz estaba manchada y las pilosidades que la tapizan estaban tan saturadas que la semilla masculina resbalaba.

Para los médicos, la matriz femenina estaba dividida en siete células o cavidades dispuestas simétricamente según un eje. Así el sexo del embrión quedaba fijado por el lugar donde se encuentren el semen masculino y femenino, la matriz derecha, más cálida y en contacto con el hígado, es fuente de niños, mientras que la izquierda es de niñas.

Los hermafroditas surgen cuando el encuentro seminal acontece en medio y los homosexuales ocurren por inseminaciones desplazadas hacia el eje de la matriz.

4 comentarios :

Merce DICE

Genial, genial, lo del manojo de nervios... fantástico.

Ana DICE

Desde luego para ellos todo era un misterio, porque desde luego no dieron ni una.
Un beso.

Anónimo DICE

Mira que le daban vueltas a las cosas... ¡La leche!

Ana DICE

Jelens con lo fácil que es ir al grano.
Un beso.