MADRAZAS
Las madrazas estaban situadas cerca o en el mismo interior
de las mezquitas, tenían dormitorios y salas de oración para los estudiantes. Se
crearon para enseñar el Corán, y posteriormente se ampliaron a otras materias
como la lingüística, las leyes seculares, las leyes islámicas, la historia de
la música, la medicina, las matemáticas y la astronomía. La mayoría de las
madrazas era para hombres, pero también las había para mujeres.
Los niños podían acceder a la madraza a cualquier edad, pero
tenían que saber leer y escribir. Todos los musulmanes debían conocer y recitar
el Corán, según la doctrina de Mahoma, porque rezar era una de sus obligaciones
sagradas.
Todos los días había hombres que se reunían en espacios
abiertos para leer y recitar el Corán en grupo. El libro sagrado de los
musulmanes se compone de 114 capítulos y 6236 versos llamados aleyas.
Después de aprender a recitar todo el Corán de memoria, los
niños obtenían el título de “hafiz”. Era un objetivo prioritario para la
mayoría de los musulmanes.
Las madrazas tenían la obligación de admitir a todos los huérfanos
que solicitasen la entrada.
Aquellos que querían realizar estudios seculares podían
pasar hasta 12 años en la madraza antes de obtener el titulo de “ulema”. Las lecciones
se centraban en la memorización del Corán, o al menos algunas de sus partes, y
en el estudio de la poesía.
Los hombres sabios ofrecían lecciones públicas sobre una
gran variedad de temas. Estas clases tenían lugar en las plazas y en los
lugares de encuentro, siempre cerca de las mezquitas.
Todos los niños musulmanes tenían que ir a la escuela a aprender el Corán. La educación básica se realizaba en las mezquitas; incluía lectura, escritura, gramática y enseñanzas religiosas.
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