LIBROS-7
Johannes Gutenberg creó el libro más famoso del mundo, el primer libro impreso, la Biblia de Gutenberg, pero no llegó a publicarlo. Había contraído deudas con objeto de poder producir la Biblia y fue demandado por la suma que debía. Perdió la demanda, y fue obligado a entregar sus instrumentos y prensas, más la distinción de ser el editor del que es considerado por muchos como el libro más hermoso del mundo.
En una anotación hecha en su diario el 2 de agosto de 1882, Lewis Carroll (autor y editor), calculaba que aun cuando lograra vender todos los ejemplares de su primera impresión de Alicia en el País de las Maravillas, que era de 2000 ejemplares perdería 200 libras. Vendiendo otros 2000 ejemplares obtendría 200 libras. Si pudiera vender otros ejemplares además de los anteriores, entonces lograría una mayor ganancia, pero eso difícilmente lo puedo lograr, decía. Antes de su muerte en 1898, había vendido cerca de 180 000 ejemplares.
La Enciclopedia de Diderot, en veintiocho volúmenes que incluía entres sus colaboradores a los nombres más importantes de la Edad de la Razón, Rousseau y Voltaire, y servía de ejemplo para ilustrar la Era de las Luces, comenzó como un simple encargo a Diderot, por parte de unos editores parisinos, para que tradujera una enciclopedia británica, en un solo volumen, al francés. La obra de Diderot exigió veinticinco años de trabajo, fue prohibida por el consejo estatal y condenada por la Iglesia, aunque las cortes la citaban para dirimir discusiones y por todas partes para incitar a la revolución. Llegó a ser el modelo de todas las enciclopedias futuras.
Los libros impresos con canciones religiosas se produjeron en fecha próxima a 1476, pero en esos tiempos cada publicación tenía que pasar tres veces por las prensas: una para el pentagrama, otra para colocar los trazos verticales y las cabezas de las notas y una más para imprimir las palabras. No fue sino hasta 1525 cuando un impresor encontró el modo de imprimir todo al mismo tiempo.
Las colecciones de las bibliotecas de consulta de la Biblioteca Pública de Nueva York, varios millones de libros, folletos, revistas y otros artículos, están colocados en los estantes, no por autor, ni por título, ni siquiera por tema, sino por altura. Esto se ha hecho para ganar espacio, y solo es posible debido a que las estanterías están cerradas al público, lo cual elimina la necesidad de tener juntos, físicamente, ejemplares relacionados entre sí.
En 1814, cuando George Byron publicó su poema El Corsario, se vendieron 30 000 ejemplares en un solo día.
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