28 de agosto de 2021

CUESTIONES MILITARES

 

La madre de Douglas MacArthur acostumbraba mandar cartas adulatorias a los superiores de su hijo en el ejército, sugiriendo que ya era hora que su hijo fuera ascendido a general.

El general británico Jacob Wolfe, sentado en un bote de remos en el río San Lorenzo, en el crepúsculo del 12 de septiembre de 1759, repitió casi toda la Elegia de Gray. Habría preferido ser el autor de ese poema, dijo, a la gloria de batir a los franceses al amanecer. Al día siguiente, Wolfe murió en el momento de la victoria. El verso más conocido del poema de Gray es “Los caminos de la gloria conducen únicamente a la tumba”.

En el Supremo Ejército romano, eficaz, bien entrenado, y por lo común con buenos oficiales, el equipo y los puestos eran determinados, en una época, por la riqueza. Los hombres más ricos llevaban escudo, peto, grebas (armadura para la pierna por debajo de la rodilla), y casco. Además llevaban espada y lanza. Los hombres menos ricos no usaban petos. Los hombres pobres estaban equipados únicamente con un casco. Los más pobres no tenían armadura, si llevaban lanza y espada.

Inglaterra y Portugal nunca han estado en guerra entre sí. Es probablemente la paz ininterrumpida más larga entre naciones en el mundo.

Teodosio II hizo construir una triple muralla desde el Cuerno de Oro de Mármara, bloqueando el acceso por tierra a Constantinopla, con una barrera mucho más fuerte que cualquiera que hubiese existido. Tardaron una generación en construir las murallas, de 413 a 447 de nuestra era. En el lado externo de las murallas había un foso, de 18 metros de anchura y 6,7 de profundidad, que el enemigo tendría que pasar nadando, o salvar con puentes, para simplemente alcanzar el primer muro. Tras esa primera pared, que era baja, arqueros agazapados en perfecta seguridad, podían abatir a los atacantes. Si el foso era pasado, y la primera muralla salvada, había que conquistar los dos muros adicionales; el de en medio, de ocho metros de altura, y el tercero, de 21 metros. Desde el tercero, los defensores podían disparar sus flechas y lanzar sus piedras con catapultas. Aún ahora, 15 siglos después, las ruinas impresionan.

El Imperio Romano y Persia firmaron el Tratado de la Paz Interminable en el año 533 de nuestra era. Antes de 7 años estaban de nuevo en guerra entre sí.

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