SOBRE MÚSICA
El corno francés proviene del cuerno de caza medieval, el cual tenía la forma de bucle, para poder llevarlo y tocarlo más fácilmente montados a caballo. El tubo del corno moderno varía entre los 3,66 y los 4,88 metros de largo. Antes que se le añadieran sus 3 válvulas, el corno podía producir un número muy limitado de sonidos. Para poder producir tonos diferentes, los ejecutantes tenían que quitar una parte del tubo y reemplazarlo con otro más corto o más largo según el caso, llamándose a estos aditamentos “ganchos”. Se suponía que los ejecutantes deberían llevar nueve tubos para poder reproducir toda la escala de sonido.
Muchos compositores han escrito rompecabezas musicales, como un pasatiempo que por lo menos les divierte a ellos, si es que no lo hace con su público, aunque probablemente los músicos no los acepten como tales. La sonata para piano en do de Haydn, por ejemplo: el minuet al rovescio (al revés), en el que el segundo movimiento es exactamente igual al primero pero tocado al revés. En una parte del Pierre Lunaire, de Arnold Schoenberg, la música avanza hacia adelante hasta la mitad de la pieza, y a partir de ahí se toca exactamente igual pero al revés. Paul Hindemith escribió: en el Ludus Tonale, el Posludio es, con la adición de un acorde final, igual al preludio, pero la partitura está tocada hacia arriba, hacia abajo y al revés.
Giacomo Rossini, quizá para ridiculizar a sus compañeros que excusaban su falta de creatividad aduciendo que no tienen material para su inspiración, declaro: “denme una lista de lavanderías y yo le pondré música”.
Por lo menos hubo 52 músicos en la familia de Juan Sebastián Bach.
Beethoven vivió la mayor parte de su vida siendo ya medio sordo. Cuando compuso su obra maestra, la Novena Sintonía, estaba completamente sordo.
Cuando se tocan la sinfonía Concord o la Cuarta Sinfonía de Charles Ives, el pianista tiene que usar un bloque de madera especial para tocar correctamente los acordes.
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