HISTORIAS DE PÍO XII-2
Pío XII solía apagar las luces del Vaticano cuando caminaba
por los pasillos, llegó a decir: “no puedo permitirme derrochar los fondos de
los fieles. Fue el que ordenó que los sobres para las comunicaciones interiores
del Vaticano no debían sellarse, graparse o pegarse para que pudiesen volver a
ser utilizados. Escribió su última voluntad y la guardó en un sobre que había
sido utilizado con anterioridad.
Impidió que Hitler visitase la Capilla Sixtina, la cerró
alegando que los frescos de Miguel Ángel debían ser limpiados.
Pío XII fue el primer papa al que maquillaron para un
discurso que debía retransmitir la RAI, la Radiotelevisión Italiana.
Tenía como mascota a un canario. Al pontífice le gustaba
hacerlo salir de su jaula y que volase en las enormes estancias vaticanas.
Cuando el Santo Padre levantaba el brazo, el canario se posaba en su cabeza o
brazo. Al papa le gustaba soltarlo durante sus encuentros con los cardenales y
verlo como sobrevolaba sobre sus cabezas.
Tras la ocupación de Roma por parte de las tropas de III
Reich, el papa, decidió firmar un
documento en el que comunicaba su dimisión como pontífice en caso de ser
detenido y hecho prisionero por parte de las tropas alemanas. Cuando cruzase la
línea fronteriza entre la Ciudad-Estado del Vaticano e Italia, Pío XII se
convertiría en Eugenio Pacelli, su nombre auténtico. El documento de dimisión
se encuentre en el Archivo Secreto de la Biblioteca y Archivo Vaticano.
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