EXTRANJEROS EN ESPAÑA EN LA SEMANA SANTA DEL SIGLO XVI
Las primeras alusiones de viajeros extranjeros a la
celebración de la Semana Santa en España datan del siglo XVI.
Antoine de Lalaing acompañó a Felipe el Hermoso en sus dos
viajes a España en 1501 y 1503. La primera referencia a estas fiestas la cuenta
Lalaing en su obra del año 1501: “Voyage
de Philippe le Beau en Espagne” cuando viajaba con el séquito de su señor desde
Bruselas a Toledo. Allí debía encontrarse con los Reyes Católicos para ser
jurado junto con su esposa como heredero del reino de Castilla. Se alojaron en
Madrid para pasar la Semana Santa antes de llegar a su destino. Lalaing aseguró
que el archiduque oyó misa en su apartamento, de donde no salió en toda la
Semana Santa.
Lalaing observó durante el Jueves y el Viernes Santo los
adornos de las iglesias y grupos de personas desnudas que se azotaban con varas
por las calles (flagelantes).
Lorenzo Vital, del que no se sabe mucho, únicamente que fue
ayuda de cámara del rey Carlos I hasta el año 1518, cuando pasó a servir a su
hermano don Fernando. Vital observó la celebración de la Semana Santa en un
entorno cortesano. El rey estaba viajando desde Valladolid a Aragón y pasó el
Miércoles Santo en Aranda de Duero. Hizo cantar el oficio de tinieblas a los
miembros de su capilla en la iglesia mayor de la ciudad. Al día siguiente, se
trasladó con una pequeña comitiva a un monasterio de franciscanos de un pueblo
cercano. Buscaba pasar con recogimiento el resto de la Pascua.
Enrique Cook también formó parte del séquito de Felipe II en
uno de sus viajes y actuó como cronista. Acompañó al rey por Zaragoza, Monzón,
Valencia y Barcelona en 1685. El motivo del viaje era asistir a las Cortes de
Aragón convocadas en Monzón y a la boda de su hija que se celebraba en
Barcelona. El Miércoles Santo, el rey se encontraba en Lérida y desde allí se
dirigió al monasterio de Poblet para asistir a los oficios del Viernes Santo. Cook
durmió ese mismo día en Montblanc con el resto del séquito y aprovechó para
visitar Poblet y Tarragona. En ninguno de los dos lugares observó alguna
celebración de Semana Santa.
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