JUNIO

Del latín Junius, este mes estaba dedicado a la diosa Juno, que junto con Júpiter y Minerva eran los tres dioses principales de Roma. Su santuario principal estaba situado en el Capitolio bajo la advocación de Juno Moneta, que era muy venerado porque se recordaba que el año 390 a. C., cuando los galos invadieron Roma y querían asaltar el Capitolio, los gansos consagrados a la diosa alertaron y permitieron que Manlio salvase la colina y rechazase al enemigo. Por esa razón Manlio fue conocido como el Capitolino.

Con el nombre de Juno Lucina era la diosa protectora de los partos. En las ceremonias que se hacían en su honor las mujeres no podían llevar ningún lazo, cinturón o nudo encima porque ello podía impedir el feliz parto de la mujer por la cual se ofrecía el sacrificio. Por ello las mujeres que asistían a esas ceremonias se examinaban entre ellas con gran atención para asegurarse de que los vestidos estaban sueltos.

También era protectora de las mujeres casadas y en su honor se celebraban unas fiestas especiales llamadas Matronalia, y es curioso hacer notar que estas fiestas no se celebraban en junio, sino a principios de marzo, ya que en ellas se celebraba el hecho de las mujeres sabinas raptadas por los romanos que se interpusieron entre sus padres y hermanos y los raptores, de los que resultó la paz y la concordia entre los dos pueblos.

Todas las mujeres tenían su Juno particular, una especie de ángel de la guarda que protegía su feminidad.