MADAME D'AULNOY EN LA IGLESIA
Madame D’Aulnoy (1651-1705) fue una escritora francesa,
además de ser conocida por sus cuentos de hadas, también lo es por su relato
del viaje a España, escrito en 1679.
En esta ocasión cuenta como las damas van a la iglesia:
“Las mujeres que van a la iglesia por la mañana oyen una
docena de misas, pero sus muchas distracciones dejan claramente comprender que
otros pensamientos les preocupan más que los rezos; llevan manguitos de media
vara de largos y hechos con ricas pieles de marta, de modo que cada manguito
cuesta 400 o 500 escudos, y es necesario que la que lo lleva extienda todo el
brazo para poder introducir en el hueco la punta de los dedos. Como las
españolas en general tienen poca estatura, sus manguitos resultan casi tan
altos como ellas, que llevan además un abanico, y tanto en invierno como en
verano, mientras dura la misa, no paran de abanicarse.
Se sientan como los moros sobre las piernas cruzadas y toman
con frecuencia polvo de tabaco sin confundirse, porque para esto, como para
todo, tienen maneras muy finas y apropiadas. Cuando se levanta la Hostia, las
mujeres y los hombres se dan muchos puñetazos en el pecho, produciendo tal
ruido que al oírlo por primera vez, me volví sobresaltada, temerosa de que
algunos riñeran golpeándose ferozmente.
Los caballeros, cuando la misa terminaba, se recogían
alrededor de la pila de agua bendita y al acercarse las damas a tomar agua para
repetir la señal de la cruz, se la ofrecían ellos con la mano, diciéndoles al
mismo tiempo frases requebradoras. Ellas agradecían contestando con brevísimas
palabras, pues necesario será convenir en que las españolas dicen solo aquello
más prudente y oportuno sin esforzarse gran cosa para pensarlo; su fácil
ingenio les prepara las respuestas repentinamente.
Monseñor el Nuncio de Su Santidad ha prohibido bajo pena de
excomunión que los hombres ofrezcan a las mujeres agua bendita, y se asegura
que esta prohibición obedece a ciertas reclamaciones formuladas por maridos
celosos”.
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