9 de mayo de 2020

MUMIA


En la antigüedad, no se dudaba en consumir, como remedio, los cuerpos más o menos desecados de las antiguas momias. El remedio, llamado mumia, se fabricaba a partir de momias.

Apareció en las boticas bajo tres formas: pedazos de cadáveres, pasta negruzca o en un polvo obtenido por la incineración de cuerpos. Algunos fabricantes consideraban que la búsqueda de momias era muy molesta y encontraron mucho más práctico usar para su horrible comercio cadáveres de acceso más inmediato y también más frescos.

Es a finales de la Edad Media cuando se empezó a consumir la mumia. Se consideraba a esta sustancia como un remedio para todo tipo de males, como los dolores gástricos y las heridas, y se prescribía para toda ocasión. El rey Francisco I era uno de sus consumidores más famosos. El comercio fue floreciente hasta finales del siglo XVII. En esa época en Egipto, los fabricantes tenían que pagar grandes sumas de impuestos, por lo que dejaron poco a poco esta actividad.

Ambroise Paré, célebre cirujano francés de la segunda mitad del siglo XVI, denunció en sus escritos el uso de la mumia. Después de haber tratado de dar a entender a sus contemporáneos que los antiguos egipcios no embalsamaban a sus parientes y amigos para facilitar sus problemas de digestión, insistía en el hecho de que el remedio era peor que la enfermedad. Guy de la Fontaine, visitó los talleres donde se fabricaba la mumia en Alejandría y conoció algunos secretos de su fabricación.

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