RELATO ÉPICO DE LOS VIKINGOS EN GROENLANDIA
“Bjarni era un joven
muy prometedor. Desde su primera juventud había ansiado navegar a tierras
extrañas; gano para sí riquezas y buena reputación, y solía pasar un invierno
fuera de su país y el siguiente en Islandia en compañía de su padre. Pronto
tuvo un barco mercante propio. Durante el último invierno que Bjarni pasó en
Noruega, su padre, Herjolf, vendió su granja y emigró a Groenlandia con Erik el
Rojo…
…Erik el Rojo vivía
en Brattahlid, y todos los groenlandeses le respetaban y reconocían su
autoridad. Tenía tres hijos: Leif, Thorvald y Thorstein. También tenía una hija
llamada Freydis, que estaba casada con un hombre llamado Thorvard. Vivían en
Gadar, donde está la sede episcopal. Freydis era una mujer altanera y
dominante; su marido, por el contrario, era más bien débil; ella se había
casado con el principalmente por su dinero. Por aquel entonces Groenlandia era
todavía un país pagano.
Bjarni llegó a
Eyrar, en Islandia, en el verano del año en que su padre se había ido a
Groenlandia. La noticia de la partida dejó anonadado a Bjarni, que se negó a
que descargaran su barco. Su tripulación le preguntó que se proponía hacer, y
él contesto que pretendía mantenerse fiel a la costumbre de disfrutar de la
hospitalidad que su padre le brindaba en invierno, por lo que deseo gobernar mi nave hasta Groenlandia, si vosotros
estáis dispuestos a acompañarme.
Todos respondieron
que harían lo que él juzgara mejor. Entonces Bjarni dijo: -Este nuestro viaje
será considerado temerario, porque ninguno de nosotros ha navegado jamás por el
mar de Groenlandia.
Pese a ello, se
hicieron a la mar tan pronto como estuvieron preparados y navegaron durante
tres días hasta que la tierra se perdió de vista debajo del horizonte.
Amainaron entonces los vientos favorables y aparecieron los vientos del norte y
la bruma; durante muchos días fueron a la deriva sin saber cuál era su rumbo.
Al fin volvieron a ver el sol y fueron capaces de orientarse con su ayuda;
tendieron velas y al acabar el día avistaron tierra. Discutieron entre ellos
acerca de qué país podría ser aquél. Bjarni dijo que no pensaba que fuera
Groenlandia. La tripulación le pregunto si quería desembocar allí o no. Bjarni
contestó: -Por lo pronto, acerquémonos más a la costa.
Así lo hicieron, y
en seguida pudieron ver que el país no era montañoso, pero sí arbolado y con
bajas colinas. Se hicieron a la mar nuevamente, dejando la tierra a babor, y
después de navegar durante dos días avistaron tierra una vez más. Los hombres
de Bjarni le preguntaron si creía que aquello era ya Groenlandia. El dijo que
no pensaba que lo fuera más que la vez anterior, porque se dice que hay gigantescos glaciares en Groenlandia”.
Se aproximaron
velozmente a la tierra y vieron que era llana y boscosa, ceso entonces el
viento y toda la tripulación se manifestó a favor de desembarcar allí, pero
Bjarni se opuso a ello. Argumentaron que andaban escasos de leña y agua, a lo
que Bjarni repuso diciendo: -No os falta ninguna de las dos cosas. Sus palabras
merecieron la censura de sus hombres.
Les ordenó izar la vela,
y así lo hicieron. Viraron y pusieron proa al mar y navegaron tres singladuras
por delante de un viento del sudoeste hasta que avistaron una tercera tierra.
Ésta era alta y montañosa, un glaciar la coronaba. Otra vez preguntaron a
Bjarni si quería desembarcar, a lo que él replicó: -No, porque en mi opinión
esta tierra no vale nada. Esta vez no arriaron la vela, sino que ciñeron la
línea de la costa, y vieron que había rodeado una isla.
Una vez más viraron
en redondo y dejaron la tierra a popa, y penetraron el mar por delante del
mismo viento favorable. Entonces se enfurecieron los vientos, y Bjarni mandó a
sus hombres que apocaran la vela y que no exigieran al barco y al aparejo más
de lo que podía aguantar. Navegaron así durante cuatro días, hasta que
avistaron una cuarta tierra.
Los hombres
preguntaron a Bjarni si creía que aquello era por fin Groenlandia. Esto
concuerda mucho más con lo que me han contado sobre Groenlandia, respondió
Bjarni, y aquí sí desembarcaremos. Con el crepúsculo se acercaron y tomaron
tierra junto a un promontorio en el que había una barca varada. Era allí donde
vivía Herjolf, el padre de Bjarni, y por ello el lugar donde se ha venido
llamando Herjolfsnes, desde entonces”.
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