26 de junio de 2017

EL TRAJE DE UN ARTIFICIERO


Los artificieros para desactivar bombas deben tener mano firme, cuando entran en acción están cubiertos por un operador de contramedidas electrónicas, que utiliza inhibidores de señales para impedir que los enemigos detonen artefactos explosivos controlados por radio. Además se visten con unos trajes especiales resistentes a las explosiones fabricado con fibras de Kevlar (poliamida que soporta altas temperaturas) y rellenas con 35 kilos de espuma de alta densidad y placas balísticas de cerámica.

Este equipo resiste metralla y ondas expansivas. El casco está fabricado con capas a prueba de balas de fibra aramida (fibra sintética muy resistente) y revestidas con espuma absorbente, está diseñado para prevenir los traumatismos en el cráneo. El llamado collarín envuelve por completo el cuello y se une con el casco para proteger contra el impacto de la explosión.

Los paneles balísticos rígidos se utilizan para proteger la garganta, el torso y las ingles, resisten la metralla y protegen el cuerpo contra la presión. La chaqueta está fabricada  en Kevlar con una cubierta retardante del fuego, además incorpora un protector articulado de la espina dorsal por si el artificiero es lanzado contra el suelo.

El casco lleva un sistema de ventilación que puede funcionar de manera continuada hasta cinco horas. Para refrigerar el traje se bombea agua helada por una red de capilares que van cosidos al tejido interior, eso ayuda a evitar el sobrecalentamiento.

En el brazo llevan un módulo de control que les permite controlar las funciones del caso y del resto del sistema de comunicaciones. En los pantalones, por si existe alguna urgencia médica, llevan unos tirantes con unas hebillas de liberación rápida. En la parte trasera de cada pierna del pantalón llevan una cremallera.

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