15 de junio de 2017

COSAS DE ESCRITORES (2)


La obra maestra de Gustavo Flaubert, Madame Bovary, una historia de amor con temas de adulterio, fue condenada como pornografía cuando se publicó en folletín en un periódico en 1856. Flaubert fue acusado de ofender la moral pública y la religión. La corte censuró el libro, el autor fue absuelto. A pesar de que vendieron miles de ejemplares, Flaubert deseaba tener bastante dinero para comprar todos los ejemplares y arrojarlos al fuego, para no tener jamás que volver a escuchar nada sobre el libro.

Cyrano de Bergerac existió en la realidad (1620-1655). Fue un poeta, dramaturgo y escritor de ciencia-ficción. Escribió sobre viajes a la luna y al sol, y fue la primera persona en la historia que sugirió, en 1650, el único método que podía llevar cohetes al espacio.

D. H. Lawrence, uno de los escritores más originales y discutidos del siglo XX, tenía una obsesión a desnudarse y trepara a moreras.

Samuel Langhorne Clemens no fue el primer escritor americano que utilizó el seudónimo de Mark Twain. El nombre, un término referido al piloto de barco de vapor, fue utilizado por primera vez como seudónimo por otro piloto del río Misisipi, Isaich Sellers, quien escribió artículos periodísticos. Clemens adoptó después el nombre y lo hizo famoso.

Murasaki Shikibu (978-1026) es conocida como la autora de la novela más antigua del mundo “El Cuento de Genji”. Según dejó escrito Murasaki, en Japón existían muchas mujeres escritoras en ese tiempo, pero solo su obra sobrevivió. Después del siglo XI, el budismo redujo la posición de las mujeres.

La búsqueda de la perfección por parte de Virgilio casi le cuesta llegar a la posteridad el clásico latino de 12 libros “La Eneida”, una epopeya nacional. Virgilio, considerado uno de los mejores poetas romanos, dejó instrucciones que, cuando él muriese, el manuscrito debía ser quemado, porque no había tenido tiempo de pulirlo. El emperador romano Augusto, a cuya petición puede que Virgilio iniciase su obra, intervino y no hizo caso a la petición de Virgilio. Hizo que otros aplicaran el pulido y ordenó que la obra fuera publicada.

Después de escribir su gran éxito, “La Cabaña del Tío Tom”, Enriqueta Beecher Stowe, fue bombardeada con una correspondencia llena de odio. En un paquete que recibió le enviaron la oreja de un esclavo.

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