8 de diciembre de 2015

MANSA MUSA


Mansa Musa (1280-1337), emperador Musa I de Malí, fue una de los reyes más poderosos y ricos de la Edad Media. Controló casi todo el comercio de sal y oro de Europa y África, ya que en esos momentos Malí contaba con los principales yacimientos de oro de toda Europa. Mucha de esa fortuna la utilizó para construir mezquitas. En 1312 accedió al trono, después de la muerte de Abu-Bakr II.

En 1324, comenzó su peregrinaje a la Meca. Emprendió el viaje con cientos de esclavos y soldados, cientos de camellos repletos de oro y metales preciosos. Durante el viaje hizo generosas donaciones a los necesitados, así como a los gobernantes.

Por todas las ciudades por donde pasaba, gastaba tanto oro que arruinaron la economía de las regiones. En El Cairo, gasto tanto, que desató una gran inflación en todo el Norte de África. Tardaron diez años en recuperarse.

A su regreso de La Meca, Mansa Musa trajo sabios, arquitectos y burócratas. Entre ellos al arquitecto Ishaq El Teudjin, que introdujo nuevas técnicas de construcción, y diseño numerosos edificios como la Mezquita de Gao, la Mezquita de Tombuctú y el Palacio Madagou.

La peregrinación de Mansa Musa también impulso la educación islámica en Malí mediante la construcción de bibliotecas y universidades. Además, esa peregrinación atrajo la atención de Europa. Durante los siguientes dos siglos cartógrafos italianos, alemanes y españoles elaboraron mapas del mundo que mostraban Malí. El primero de estos mapas apareció en Italia en 1339 con el nombre e imagen de Mansa Musa.

Poco después de volver de La Meca murió. Cuando murió tenía un patrimonio personal de unos 400.000 millones de dólares. Reinó durante veinticinco años. Le sucedió su hijo, Maghan I.

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