21 de diciembre de 2014

HERMANOS


Dos hermanos, uno soltero y el otro casado, tenían una granja que producía abundante grano, los dos hermanos se lo repartían a partes iguales. Al principio todo iba muy bien. Pero llegó un momento en que el hermano casado empezó a despertarse sobresalto todas las noches, pensando:

“No es justo. Mi hermano no está casado y se lleva la mitad de la cosecha; pero yo tengo mujer y cinco hijos, de modo que cuando sea anciano tendré todo lo que necesite. ¿Quién cuidará de mi pobre hermano cuando sea viejo? Necesita ahorrar para el futuro más de lo que actualmente ahorra, porque su necesidad es mayor que la mía”.

A partir de ese momento cada noche, se levantaba de la cama, y echaba un saco de grano en el granero de su hermano.

El hermano soltero empezó a despertarse por las noches y a decirse a sí mismo:

“Esto es una injusticia. Mi hermano tiene mujer y cinco hijos y se lleva la mitad de la cosecha. Pero yo no tengo que mantener a nadie más que a mí mismo. ¿Es justo, acaso, que mi pobre hermano, cuya necesidad es mayor que la mía reciba lo mismo que yo?

Entonces se levantaba de la cama y llevaba un saco de grano al granero de su hermano.
Un día, se levantaron de la cama al mismo tiempo y tropezaron uno con otro, cada cual con un saco de grano a la espalda.

Muchos años más tarde, cuando ya habían muerto los dos, la historia se conoció. Y cuando los ciudadanos decidieron erigir un templo, escogieron el lugar en el que ambos se habían encontrado, porque no creían que hubiera en toda la ciudad un lugar más adecuado que aquél.

Anthony de Mello

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