2 de diciembre de 2014

ALIMENTACIÓN EN CONSTANTINOPLA


La cocina en Constantinopla fue muy exigente y ceremoniosa. La alimentación se distribuía en tres comidas: el “progeuma”, desayuno matinal; el “geuma”, comida al mediodía y el “deipnon”, la cena. Las comidas se hacían en familia, cuando había invitados extranjeros, no asistían las mujeres. Los invitados se cambiaban de calzado antes de sentarse a la mesa. La costumbre de comer tumbados en camas alrededor de la mesa se mantuvo en las casas importantes, posteriormente se abandono ese costumbre, salvo en el Palacio Sagrado.

Los bizantinos eran muy refinados. Cubrían la mesa con un mantel y utilizaban y poncheras para lavarse las manos, que era signo de buena educación. Ellos fueron los que inventaron el uso del tenedor.

Para cocinar utilizaban las técnicas de hervido y horneado de pescado, conociendo el punto exacto de cocción. También utilizaron la cruz de hierro incrustada a la tierra para asar las carnes. Les encantaba la carne de animales jóvenes como corderos, cabritos, gazapos y lechones. Para los bizantinos eran un manjar los despojos como las manos de cerdo, las tripas, el hígado, los riñones, las ubres de cerda, etc. Además consumían carne de venado, faisanes, gansos, gallinas, y por supuesto el pescado.También comían ranas, y esturiones.

Consumían y utilizaban salsas exóticas para los animales de caza con pluma, elaboradas con comino, sal, pimienta y canela. Comían legumbres frescas, coles, espárragos silvestres (los comían con aceite y laurel), alcachofas, garbanzos guisantes, setas, habas (sazonadas con sal, aceite verde y comino), lentejas, lechugas (aderezadas con aceite y vinagre).  Eran grandes consumidores de ajo verde, que condimentaban con aceite y sal. Preparaban una especie de pasta llamada “skoodaton”, se trataba de ajo, aceite, alcaparras y mostaza.

Además de los vinos del país, eran muy solicitados los de Chipre, Siria, Palestina y África del norte. El mejor vino que conocían era el de la Isla de Samos. Para los postres se hacían vinos a base de pimienta, clavo, canela y nardo.

La repostería bizantina fue abundante: confituras de membrillo perfumadas de rosas, arroz con miel, pasteles de nueces, jaleas, mermeladas, buñuelos de miel y nardo, etc. En los conventos se hacía un postre llamado “barbas de monje” que era una especie de huevo hilado montado sobre un bizcocho redondo, relleno de frutas en almíbar. Los bizantinos fueron maestros queseros y de las cuajadas. Existían tres clases de pan, según la harina con la que se fabricaban.

Contaban para su consumo con productos de distintos lugares del mundo: mantequilla de Moldavia, venados de Transilvania; faisanes del sur del Cáucaso; aves de Turquía; cerezas de Chipre; dátiles y peras de África; aceite de Creta; uvas pasas de Corinto, etc.

0 comentarios :