JUICIO AL PAPA FORMOSO DESPUÉS DE MUERTO
Formoso (816-896) fue el papa número 111 de la Iglesia
católica, de 891 a 896. Para unos era un buen papa, para otros era alguien
intrigante con demasiadas ansias de poder. Durante su papado se preocupó del arreglo
de la Basílica de San Pedro, mandó pintar un cuadro que representaba a Cristo
entre los santos Pedro y Pablo, Lorenzo e Hipólito, etc. También hizo cosas malísimas
como destronar y coronar reyes a su antojo, meterse en guerras. Se metió en
tantos líos que murió violentamente a los cinco años de su elección como papa.
El papa llevaba nueve meses enterrado cuando Lamberto de Spoleto
(880 d. C.-898 d. C.) (Duque de Spoleto, Rey de Italia y emperador carolingio o
de Occidente) que aspiraba a la corona real, estaba enfadado con el papa
Formoso por que éste había coronado emperador del Sacro Imperio Romano
Germánico a Arnulfo de Baviera. Cuando Lamberto controlaba Italia, exigió a
Esteban VI, el papa sustituto de Formoso, que lo desenterrara y declarara nulo
su pontificado. Eso fue el principio del “Concilio Cadavérico” o “Sínodo del
Terror”.
De esa manera Formoso fue desenterrado y sentado ante el
tribunal. Vestía sus ropas sagradas y llevaba la mitra en la cabeza. Para que
se aguantara sentado lo tuvieron que atar al sillón para que no terminase en el
suelo.
Comenzó el interrogatorio, la principal acusación contra la
momia era que siendo obispo de la diócesis de Porto, la había abandonado para
ocupar como papa la diócesis de Roma. Como no se podía defender, lógico, se le
asigno un abogado defensor para que contestara en su lugar. Después de acusarlo
de casi todo, el juicio quedó visto para sentencia.
El papa Formoso fue declarado indigno servidor de la
iglesia, su pontificado quedó ilegítimo y se dictó que todo lo que había hecho
y dicho quedaba anulado. Se destruyó todo lo relacionado con él y lo borraron
de la historia.
Antes de terminar se le despojaron de las vestiduras, del
gorrito papal y de todos los símbolos papales. Como única prenda le dejaron el
cilicio que había llevado toda su vida. Como “último regalo” le cortaron los
tres dedos con los que bendecía. Los restos fueron arrojados al río Tíber.
Según cuenta la leyenda se enredaron en las redes de un
pescador (otra leyenda dice que fue después de la crecida del Tíber, salieron a
la superficie), que lo sacó del río y lo escondió. Cuando tiempo después aparecieron en Roma los restos, los
desenterraron y el papa Teodoro II le devolvió sus ornamentos papales, lo restableció
en la historia del papado y se le enterró como correspondía a un papa.
0 comentarios :
Publicar un comentario