EL VIAJE EN UNA CAJA DE HENRY BROWN
A través de su amigo James César Anthony Smith, un compañero
suyo en el coro de la iglesia, se puso en contacto con Samuel Alexander Smith,
un zapatero blanco, quién sería el encargado de ayudar a Brown a escapar.
Después de pensar la manera de hacerlo, se les ocurrió que
Brown sería enviado dentro de una caja en tren a Filadelfia. Para ello le
pedirían ayuda a James Miller, que estaba trabajando en el ferrocarril. El 26
de marzo de 1849, Brown se metió en una caja de madera de tres metros de largo,
dos metros de profundidad y dos metros de ancho, y lo facturaron como mercancía
seca de Richmond a Filadelfia.
El viaje fue muy accidentado y peligroso. En una ocasión la
caja se movía brutalmente, él lo soportó en silencio. Estaba dispuesto a vencer
o morir. Sentía los ojos tan hinchados que creía que se le iban a estallar de
sus órbitas y las venas de las sienes tan hinchadas que le presionaban la
cabeza pareciendo que le iba a explotar. En otra ocasión oyó como dos hombres
decían que necesitaban sentarse, así que tumbaron la caja con un gran golpe, y
los dos hombres se sentaron aplastándolo y creyéndose morir.
Por fin llegó la caja a Filadelfia, después de veintiséis horas
encerrado, Brown, estaba sano y salvo. Samuel Smith, intentó en otras ocasiones
liberar a otros esclavos, en mayo de 1849, fue descubierto y arrestado, y
condenado a seis años y medio de prisión.
A partir de ese momento luchó, dando conferencias, por abolir
la esclavitud. Nunca intentó, a pesar de tener dinero para hacerlo, comprar a
su esposa y a sus hijos. Se casó con una británica y tuvo más hijos. Brown
escribió un libro sobre su experiencia.
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