MUERTES EXTRAÑAS
El rey Alejandro I de Grecia (1893-1920) murió por la
mordedura de un mono amaestrado que tenía como mascota y que le contagió la
rabia.
El Papa Benedicto I (?-579), que estuvo como Papa entre los
años 574 y 579, murió de un susto al
saber que los lombardos invadían Roma.
El Papa Clemente VII (1478-1534) murió el 25 de septiembre de 1534 después de comer una
seta amanita faloide.
Alan Pinkerton (1819-1884), que fue fundador de la agencia
de detectives “Pinkerton”, murió por morderse la lengua, después de caerse y enfermar
de gangrena.
Bartolomé Esteban Murillo (1617-1682), pintor español, murió
como resultado de una caída desde el andamio, en el que se encontraba subido
pintando un fresco.
El rey Maximiliano de Austria (1459-1519), murió de una
indigestión de melones. Lo enterraron en el ataúd que hacía años que llevaba
siempre con él.
Ludovico Pio (778-840), rey de Aquitania y emperador de
Occidente y rey de los francos e hijo de Carlomagno, murió del susto al ver un
eclipse lunar, fue el 15 de mayo del año 840.
Según la leyenda, el rey Felipe I El Hermoso (1478-1506)
murió en Burgos como consecuencia de beber agua fría después de jugar un
partido de pelota.
Esquilo (525 a. C.-456 a. C.), dramaturgo griego, murió por
el golpe de una tortuga que se desprendió de las garras de un águila que volaba
sobre él.
La bailarina Isadora Duncan (1878-1927) murió al romperse
las vértebras cervicales después de engancharse su chal en las ruedas traseras
del coche en el que viajaba.
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