PERSONAJES Y SUS EXTRAVAGANCIAS
El rey Eduardo VII de Inglaterra (1841-1910) se ponía
nervioso con el tintineo de las monedas y prohibió que nadie apareciera ante él
con calderilla en los bolsillos.
La reina Cristina de Suecia (1626-1689) odiaba tantísimo a
las pulgas que mandó construir un cañón en miniatura de menos de 15 centímetros
de longitud, con diminutas balas, con las que disparaba.
El médico, poeta y orador del siglo XVII Gaspar Balaus,
creía que estaba hecho de mantequilla, por lo que evitaba cualquier fuego o
fuente de calor por miedo a derretirse. Un día muy caluroso, con miedo a
fundirse, se tiró de cabeza a un pozo y murió ahogado.
A la muerte de la zarina rusa Isabel I Petrovna (1709-1762)
se comprobó que sus armarios contenían 15.000 vestidos. Cuentan que solía
cambiarse hasta tres veces en una misma noche.
Anna Pavlova, la genial bailarina de La muerte del cisne,
amaba tanto a los cisnes que llegó a cuidad con verdadera dedicación a varios
ejemplares en un estanque diseñado especialmente por en su residencia de
Londres. También tenía algunos flamencos, un pavo real y una gran pajarera
llena con ejemplares de diversas especies recogidos en sus viajes.
Tycho Brahe (1546-1601), astrónomo danés, perdió la nariz en
un duelo a los 19 años después de una discusión sobre temas matemátivos. El resto
de su vida llevó una nariz postiza de oro y plata.
Luis XV de Francia, creó en su corte la figura del
portacorbatas, se trataba de un criado cuya única ocupación era anudarle y
desanudarle la corbata al rey.
Ahmed Mati Bey Zogú (1895-1961), rey de Albania con el
nombre de Zogú I, fumaba 300 cigarrillos al día.
El rey de Inglaterra Carlos II (1630-1685) exhibía en
ciertas ocasiones especiales una peluca que había mandado hacer el vello púbico
de sus cortesanas favoritas.
El filósofo holandés Baruch Spinoza (1623-1677), tenía como
pasatiempo favorito cazar arañas y verlas luchas entre ellas.
Demócrito de Abriera, filósofo griego, se arrancó los ojos
para poder meditar mejor.
2 comentarios :
Valla personajes...
Te envío mi abrazo.
Dani..
Daniel lo de la gente "rarita" no cambia con el paso del tiempo. Un beso.
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