TEJARES MALLORQUINES
Hacia la segunda mitad
del siglo pasado, en Mallorca, muchas familias subsistían gracias a la
fabricación de tejas de forma artesanal. Hoy en día quedan muy pocos tejares
mallorquines. Los hornos morunos, pieza clave en su fabricación, y el tipo de
teja que más se utiliza, la curva, lo dicen todo de su origen, árabe.
La materia prima
principal es la arcilla, que en suele provenir de las canteras próximas a los
tejares. Se llena un molde con esta arcilla, se alisa. Se meten en el horno
moruno, que es un enorme depósito en el que lentamente se va quemando la
montaña de serrín, que es lo que da el color rojizo tanto a las tejas como a
las baldosas o macetas.
Las tejas se cuecen a
fuego lento en la parte superior del horno. Al horno hay que ir metiéndole continuamente
madera, que es la que se encarga de cocer las piezas. Hace años esa madera
provenía de las talas de los montes y de los residuos de jardines. Hoy en día
se utilizan troncos de madera y serrín, que procede de las carpinterías.
Con la ayuda de un
ventilador se va alcanzando la temperatura ideal para la cocción de las tejas. Dos
días después de su cocción que alcanza los 1.000 grados, se dejan enfriar
lentamente, y ya están listas.
En la actualidad en
Mallorca los municipios donde todavía se fabrican tejas, baldosas, peldaños,
bovedillas, etc., de forma artesanal son: Vilafranca de Bonany, Manacor, Felanitx,
Petra y Campos. Todos ellos, tejares familiares, algunos con algún siglo de
historia y todos ellos con varias generaciones de tradición.
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