20 de diciembre de 2012

PATATA



Los  primeros conquistadores españoles se dieron cuenta de la importancia que tenía la patata para la civilización. Tan importante era que la habían divinizado con el nombre de Papamama, una diosa en forma de patata a la que adoraban y mantenían contenta por medio de sacrificios humanos.

En Europa, no se conoció hasta el siglo XVI, en ese momento era considerada como una curiosidad botánica. Exactamente como llegó a Europa no está muy claro, la versión más extendida es que fueron los españoles, los exploradores y colonizadores del Perú. Otros dicen que fueron los corsarios británicos los que la dieron a conocer en la corte de la reina Isabel I de Inglaterra.

En 1565, Felipe II le dijo a los colonizadores del Perú que le trajeran un cesto de patatas, un tiempo después, el rey español, le mandó al Papa Pío IV, que se encontraba enfermo, diciéndole que su salud mejoraría. A su vez, el Papa envió al cardenal holandés Philipp de Silvry unas patatas para aliviar sus males.

Gracias a esos hechos fortuitos, se dieron a conocer en Irlanda, Austria, suiza y Alemania, ayudando a disminuir el hambre en la Guerra de los Treinta años. Los franceses la empezaron a consumir cuando Antoine Auguste Parmentier, herido durante esta guerra, sobrevivió gracias a alimentarse solamente de patatas, y en agradecimiento la hizo popular en Francia.

Al principio se consideraba la patata solamente un remedio médico.  La patata es mencionada en los libros de contabilidad sevillanos del año 1573. En el Hospital de la Sangre de Sevilla fue el primer lugar de España donde se sirvieron para alimentar a sus enfermos, y también como comida gratuita que se repartía entre los soldados y mendigos.

Aparte de cómo uso terapéutico, también era apreciada por la belleza de sus flores blancas, rosa y azules, que por orden del rey francés Luis XVI pasaron a ser unos de los adornos de moda. De esta manera se empezaron a cultivar en los jardines privados de la aristocracia.

En el año 1610 se prohibió su consumo en Borgoña por considerarse que si se comían con frecuencia provocaba lepra. 

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