LAS RELIQUIAS DE NAPOLEÓN
De Napoleón se conservan
muchas reliquias. Por ejemplo se conserva una de sus muelas del juicio, que le
fue extraída en 1817. Al poco de morir le afeitaron la cabeza, y sus cabellos
fueron repartidos a sus miles de seguidores.
Se conserva también parte
de su estómago, guardado en un pimentero de plata. Una porción de sus
intestinos que era guardada en el Real Colegio de Cirujanos de Francia, fue
destruida por un bombardeo durante la Segunda Guerra Mundial.
Su pene también fue
conservado. A pesar de ser famoso por sus conquistas amorosas (entre otras
cosas) la medida de su pene era de 4,1 centímetros en reposo y 6,6 centímetros
en erección. Cuenta la leyenda que le ayudó mucho un cocinero gallego que se
llamaba Candelucus, célebre por sus pócimas afrodisíacas y dicen que poseedor
de la fórmula de la eterna juventud.
El órgano ha tenido
muchos propietarios; un dentista norteamericano, un librero de Philadelphia, y
algunos otros que han hecho que el pene de Napoleón viajara desde Europa a
América durante siglos. El último propietario del pene fue, Jhon K. Lattimer,
un urólogo de Estados Unidos, que lo compró, en 1977, por 3.800 dólares. Lattimer
falleció en el 2007.
Otras reliquias de
Napoleón fueron un raspador de lengua de oro, y un cepillo para la piel. Tras su
muerte los árboles que bordeaban su tumba fueron talados y con las astillas se
hicieron souvenirs.
En esa época, los objetos
personales y las partes del cuerpo eran muy valorados. Se creía que los objetos
que rodeaban a una persona estaban impregnados de su esencia.
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