ASÍ CAZA LA SERPIENTE
Las serpientes atacan con una embestida rápida y un solo mordisco. Su mandíbula y dientes no tienen la fuerza necesaria para arrancar trozos, así que se tragan a su presa entera.
Las serpientes pequeñas y no venenosas atacan a la cabeza de ratones y ranas e intentan aplastarles el cráneo o asfixiarlos. Las especies venenosas muerden y se retiran para no sufrir ningún daño mientras surte efecto el veneno.
Las boas y las pitones usan la fuerza de su cuerpo para matar por constricción. No tratan de aplastar para matar, la serpiente se va deslizando mientras aprieta y así las escamas actúan como garfios. Si la víctima se sacude se queda más enganchada. A veces la muerte es por asfixia y otras la presión en la cavidad pectoral es tan grande que el corazón se para.
Las serpientes no se dislocan la mandíbula para tragarse a sus presas, simplemente la mandíbula inferior es muy flexible y tiene un tipo de unión que le permite abrirse de par en par. Las dos mitades de la mandíbula inferior están separadas para poder moverse y hacer que la presa entre.
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