OBSERVANDO EL CIELO
Durante diecisiete años, todos los días soleados, el astrónomo Heinrich Samuel Schwabe reprodujo en papel las manchas solares. Su paciencia se vio recompensada en 1843, cuando fue capaz de anunciar que las manchas solares palidecían y desaparecían en ciclos de años exactos. Se equivocó solo en un año pues el ciclo exacto es de once años y no de diez, como había afirmado Schwabe.
En 1880, un grupo de astrónomos alemanes, sospechando que entre Marte y Júpiter existía un pequeño planeta en órbita, dividieron en secciones el firmamento con sumo cuidado, conviniendo que astrónomo tenía la obligación de observar cada sección. Mientras se organizaban, el astrónomo Giuseppe Piazi encontró el planeta Ceres, casi por accidente, el 1 de enero de 1801. Este fue el primero de los asteroides conocidos. Los astrónomos alemanes, no se desanimaron y combinaron sus observaciones, en 1807 descubrieron tres nuevos asteroides; Palas, Vesta y Juno. A partir de entonces se han descubierto más de 1700 asteroides.
El astrónomo Jeremiah Horrocks era sacerdote. Calculó el próximo paso de Venus, interceptando el sol, y resultó ser el 24 de noviembre de 1639, que caía en domingo. Ese domingo despachó todos los servicios religiosos con rapidez; corrió a campo través para llegar hasta donde estaban sus instrumentos; y tuvo un final feliz. Llegó justo a tiempo para comprobar sus cálculos.
A principios de 1400, el astrónomo más grande del mundo era un príncipe mongol, nieto del gran conquistados Tarmelán. Este príncipe, llamado Ullugh Beg, construyó en 1428 un observatorio en Samarcanda y preparó un mapa con las estrellas y las tablas planetarias, que fueron las más exactas de su época. Con todo, nadie lo conoció en Europa. Cuando sus obras fueron traducidas al latín en 1665, el telescopio que Ullugh Beg había fabricado estaba ya obsoleto.
Al astrónomo Charles Messier le interesaba el descubrimiento de los cometas. Ocasionalmente los confundía con otros objetos extraños, que no eran cometas, aunque lo que él buscaba eran cometas. Enfadado, hizo una lista de 102 objetos para que los buscadores de cometas no se dejaran engañar. Los objetos clasificados resultaron ser de una importancia mayor que los cometas. Messier 13 es la gran constelación de Hércules, formada por más de un millón de estrellas. Messier 31 es la enorme galaxia de Andrómeda, de más de 500 000 millones de estrellas. De cualquier manera, Messier descubrió también 21 cometas, ninguno de los cuales tiene ninguna importancia.
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