21 de noviembre de 2022

CHRISTOPHER MARLOWE, EL ESPIA

 

Christopher Marlowe (1564-1593) fue un dramaturgo del que los amantes de las teorías de conspiración afirman que pudo ser el creador de la obra de Shakespeare. Aunque esta idea ha sido descartada, es cierto que existen pruebas de que Marlowe llevaba una doble vida como espía. Después de graduarse en Cambridge, Marlowe se mudó a Londres, donde empieza a escribir en 1587. Parece ser que Tamerlán el Grande fue la primera de sus obras.

En 1587, la Universidad de Cambridge dudaba si otorgarle un máster, se sospechaba que podía ordenarse como sacerdote católico al graduarse, pero, después de recibir una carta del Consejo de la reina a su favor, elogiándolo por su fidelidad y sus servicios, finalmente se graduó.

Nunca se supo cuáles eran esos servicios, pero existen documentos de la época en que se habla de sus continuas y largas ausencias, y mencionan que gastaba mucho más de lo que su beca le permitía, por lo que se intuye que la corona le pagaba por encargos desconocidos.

Como no se conoce la naturaleza de sus servicios. Se supone que además de mensajero también se infiltró en la conspiración católica en los Países Bajos y que trabajó como tutor, y tal vez espía, de Arabella Estuardo, potencial sucesora de la reina Isabel I.

Se sabe que el conde de Leicester lo empleó como mensajero durante su campaña en los Países Bajos. Pero se le asocia también con Sir Francis Walsingham, secretario de la reina y responsable de los servicios de espionaje. Además, recibió patrocinio literario de su primo, Thomas Walsingham.

Murió con 29 años, durante una trifulca en una taberna en Londres en 1593. La investigación de los hechos concluyó con que el asesino, Ingram Frizer, había actuado en defensa propia. Sin embargo, se sabe que tanto Frizer como otro testigo, Nicholas Skeres, estaban al servicio de Sir Francis Walsingham, secretario de la reina y responsable del servicio de espionaje. Esto lleva a especular que la muerte de Marlowe se debiera a motivos políticos.

Diez días antes de morir, Marlowe tuvo que personarse ante el Consejo de la reina acusado de ateísmo y herejía. Los cargos pueden ser inventados, pero sus obras, entre ellas, Doctor Fausto, son muy polémicas. Parece ser que los vínculos entre el autor y Sir Francis Walsingham ponían a este último en una delicada situación, lo que pudo provocar su asesinato.

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