LA PROFECÍA DE ISAAC BICKERSTAFF
En el almanaque Merlinus
Liberatus del año 1708, John Partridge, zapatero y astrólogo definió a la
iglesia de Inglaterra como la Iglesia infalible, lo que atrajo la atención del
supuesto clérigo Isaac Bickerstaff, que publicó sus predicciones para el año
1708, en las que decía que Partridge moriría el 29 de marzo sobre las 11 de la
noche, de un ataque de fiebre. Partridge respondió con una carta asegurando que
Isaac no era más que un astrólogo de poca categoría que solo buscaba fama.
El 30 de marzo, Bickerstaff publicó un panfleto en el que reclamaba que su profecía se había cumplido y que Partridge había muerto a la hora que él había vaticinado y de la enfermedad que había dicho. En su lecho de muerte había confesado que era un charlatán.
Partridge, aún vivo, protestó diciendo que la información era totalmente falsa. Pero Bickerstaff, junto a unos amigos, siguió insistiendo en que Partridge había muerto y que el hombre que decía ser era un impostor. Partridge vivió otros siete años más, parte de ellos los pasó tratando de demostrar que estaba vivo.
Todos sus esfuerzos fueron inútiles, Partridge fue borrado del registro oficial, así que se le consideraba oficialmente muerto. A partir de ese momento su carrera se derrumbó teniendo que dejar de publicar su almanaque ya que no los vendía. Sus enemigos, siguieron pregonando el bulo de su muerte, entre otras cosas por venganza.
Bickerstaff, que en realidad era el escritor y pastor Jonathan Swift, autor de entre otros, Los viajes de Gulliver, dejó de publicar en 1709, año en que se publicó “Una reivindicación de Isaac Bickerstaff”, en la que daba nuevas pruebas para demostrar que Partridge había muerto. Entre ellas, que era imposible que ningún hombre vivo pudiera haber escrito tanta bazofia. Partridge murió cinco años después sin llegar a conocer la verdadera identidad de su enemigo.
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