LAS BODAS DE ISABEL DE ARAGÓN
La primera hija de los Reyes Católicos en casarse fue su
hija mayor, la infanta Isabel de Aragón (1470-1498), lo hizo en 1490 con
Alfonso, príncipe heredero de Portugal. La boda se celebró, por poderes, en la
Catedral de Sevilla. Isabel tenía 20 años, Alfonso 15. A los ocho meses, el
joven esposo se mató en un accidente al caer del caballo mientras paseaba con
su padre, el rey.
A los tres años de quedarse viuda, el infante don Manuel I
de Portugal, primo de su madre, Isabel la Católica, que acababa de heredar la
corona, pidió su mano. Cuentan que la había conocido cuando él formó parte del
séquito lusitano que la acompañó a Lisboa, cuando se casó y, desde entonces,
estuvo enamorado de ella.
La princesa no aceptó el matrimonio por considerarlo
prematuro y porque quería meterse a monja, por lo que en principio rechazó la
oferta, reconsiderando su decisión al poco tiempo. En noviembre de 1496 se
capitulaban en Burgos los esponsales. Como condición previa para la boda, Isabel
exigió que fueran expulsados los judíos que residían en Portugal.
De este matrimonio nació un hijo; Miguel. La madre, Isabel,
murió por una hemorragia al dar a luz. Por ello, el niño se convertía en futuro
heredero de las coronas de Castilla, León y Portugal. La reina Isabel, desolada
por la pérdida de su hija, busco consuelo en su nieto Miguel, llevándoselo a
vivir con ella a Granada. Antes de que cumpliera dos años, el pequeño Miguel
murió.
Isabel fue enterrada en el convento de Santa Isabel de los
Reyes en Toledo. Tenía 28 años de edad.
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