7 de noviembre de 2018

LA VUELTA A LA VIDA DE ROBERT E. CORNISH


El niño prodigio, Robert E. Cornish (1903-1963) se graduó con honores en la Universidad de California a los 18 años y obtuvo el doctorado a los 22. Trabajó en varios proyectos, por ejemplo uno que le permitía leer periódicos bajo el agua con gafas especiales.

En 1932 empezó a interesarse por la idea de que se podía volver a la vida después de la muerte. Lo más importante para llevar a cabo su proyecto era un balancín que se utilizaba para mantener la sangre fluyendo en los pacientes recientemente fallecidos. En el año 1993, intentó revivir a víctimas fallecidas de un ataque al corazón, ahogados y electrocutados, no tuvo ningún éxito.

Entonces pensó en perfeccionar su invento y probarlo  con animales, concretamente en los años 1934 y 1935, lo probó con dos perros, Lázaro IV y Lázaro V, que fueron declarados clínicamente muertos y luego revividos.

Mientras se les mantenía el cuerpo sobre el balancín arriba y abajo para que la sangre no dejase de fluir por sus arterias y venas, se les inyectó una mezcla de epinefrina (adrenalina sintética) y antigoagulantes.

Después de este aparente éxito lo intentó con Thomas McMonigle, un preso condenado a muerte. El estado de California le negó el permiso, por si, llegado el caso de que el experimento funcionase, tuviesen que liberarlo. En el año 1935, Cornish, se interpretó a sí mismo en la película “Vuelta a la vida”, basada en sus experimentos.

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