LA QUINA SEGÚN JEAN ANTHELME BRILLAT-SAVARIN
Jean Anthelme Brillat-Savarin dice sobre la quina:
“Existe una sustancia que considero activamente antiobésica. Varias observaciones me hacen creerlo; sin embargo consiento todavía dudas y suplico a los médicos que sobre la materia hagan experimentos.
Esta sustancia es la quina.
Diez o doce conocidos míos han padecido calenturas intermitentes. Algunos se han curado con remedios de viejas, como polvos, etc.; otros con el uso asiduo de la quina, que jamás deja de producir efecto.
Todos los individuos de la primera categoría que antes eran obesos, adquirieron su antigua corpulencia y los de la segunda, han permanecido libres de gordura superflua. Esto me da derecho para pensar que la quina ha producido el último resultado, porque entre ambas clases de enfermos no existe más diferencia que el método curativo.
La teoría racional no se opone a deducción semejante, porque la quina aumenta las facultades vitales y puede dar motivo a que la mayor actividad de la circulación descomponga y disipe los gases destinados a convertirse en grasa. Además, es sabido que en la quina existe tanino, el cual puede cerrar las cápsulas destinadas ordinariamente para recibir las congestiones grasas. Asimismo, es probable que los dos efectos citados concurran a igual fin y sirva uno para dar mayor fuerza al otro.
Aconsejo el uso de la quina a los que quieran perder gordura que les moleste. Así pues, “dummodo annuerint in omni medicationis genere doctissimi Facultatis professores”, soy de la opinión que después de cuatro semanas de régimen a propósito, los que tengan deseos de adelgazar obrarán cuerdamente si toman durante un mes, un día sí y otro no, a las siete de la mañana, dos horas antes de almorzar, una copa de vino blanco seco que contenga disuelta la cantidad de una cucharadita de café de quina roja superior y, a no dudarlo, se experimentarán buenos resultados".
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