1 de noviembre de 2018

INCREÍBLE PERO CIERTO


En Inglaterra los preservativos se vendían en unos paquetes con la foto de la reina Victoria, madre de nueve hijos.

Luis IX, el único rey que fue canonizado, ordenó quemar la lengua, con un hierro incandescente, a quienes juraran en nombre de Dios.

Pedro I, el Grande, emperador de Rusia, obligó a su sequito a morder los músculos de un cadáver impregnado de esencia de trementina.

Por una recomendación de sus astrólogos, Luis XIV de Francia evitaba realizar cosas importantes los 21 de cada mes. No pudo evitar que el 21 de junio de 1791 María Antonieta y él fuesen arrestados, que el 21 de septiembre de 1792, se instituyera la realeza en su país y que el 21 de enero de 1793 le condenaran a muerte y le ejecutaran.

El príncipe Enrique el Navegante jamás navegó en expediciones para explorar los mares.

Para tratar las varices y la disentería que padecía el rey Eduardo I, su médico le recetó un preparado a base de perlas, almizcle, oro, plata, resinas exóticas, azúcar de rosas y pasta de ámbar gris. Después de varios años de tratamiento sin notar mejoría, el rey no quiso pagar la factura.

A las esposas infieles de los sultanes turcos las metían en sacos con piedras y arrojadas al vacío desde los muros de palacio.

Enrique VIII, tenía un pasatiempo favorito que era la fabricación de preparados de hierbas medicinales con la ayuda de un farmacéutico.

La esposa de Carlos VI, Isabel de Baviera, estaba un poco calva, para disimularlo, se hacia un peinado que remataba en un largo cono del que colgaban tiras de gasa. El peinado se puso de moda entre las damas nobles del siglo XIV. Cuanto más alto era el cono más aristócrata era la cabeza que lo llevaba.

En las representaciones teatrales, Nerón hacía ejecutar a los espectadores que consideraba que no habían aplaudido con mucho entusiasmo.

En los siglos XVI y XVII, estaba de moda competir entre los nobles europeos para ver quien tenía la mejor colección de porcelanas chinas. Muchos de ellos se endeudaron para toda su vida.

En el antiguo Egipto, ninguna mujer podía pintarse las uñas del mismo color que la esposa del faraón.

El rey Salomón tuvo 700 mujeres y un número similar de amantes.

Enrique I de Castilla murió en 1217 de un golpe en la cabeza con una piedra. La piedra la habían lanzado unos niños que jugaban.

Pirro, rey del Epiro, falleció en el sitio de Argos en el año 272, por una teja lanzada por una anciana desde una azotea.

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