IBERIA SEGÚN ESTRABÓN
De Lusitania dice: “Algunos que habitan junto al río Duero se untan dos veces al día de aceite en lugares apropiados para ello y toman baños de vapor usando las emanaciones procedentes de piedras candetes, se bañan en agua fría y hace una sola comida compuesta de ingredientes puros y sencillos”.
“Los habitantes de la Lusitania colocan a los enfermos en los caminos para los que han sufrido la enfermedad les den consejos. Estos montañeses son frugales, beben agua, duermen sobre el suelo y dejan que el cabello les cuelgue hacia abajo a la manera de las mujeres, pero combaten ciñéndoselo en la frente con una banda. Se alimentan sobre todo de carne de cabra y sacrifican al dios Ares un macho cabrío, prisioneros y caballos”.
Del interior a las islas dice: “En el norte de la Península, las mujeres de los cántabros trabajan la tierra y cuando han dado a luz se ponen al servicio de sus maridos y les acuestan en su lugar; incluso en muchas ocasiones en plena faena lavan al niño y lo envuelven en pañales, reclinándose junto a un arroyo.
También es ibérica la costumbre de llevar encima un veneno, que obtienen de una planta similar al apio, indoloro, de manera que lo tengan a mano en la ocasión adecuada ante circunstancias indeseadas, y el hecho de que se consagren a los que se han vinculado de manera que lleguen a morir por ellos.
Los tocados femeninos son muy diversos. Hay mujeres que se depilan tanto la parte delantera de la cabeza que brilla más que la frente. Otras se colocan encima una pequeña columna de un pie de altura, trenzan el cabello a su alrededor y luego la rodean con un velo negro.
Los habitantes de las islas Baleares son los mejores honderos. Llevan tres hondas de diferente longitud alrededor de la cabeza. Se ejercitan desde niños con las hondas de tal modo que no si no aciertan con la honda, no se les da pan”.
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