20 de abril de 2017

ASEDIO A UN CASTILLO MEDIEVAL


Los castillos en el medievo fueron las bases del poder, ocupados por reyes, nobles y caballeros, tomar uno de ellos no era fácil. Para lograrlo se necesitaba una estrategia sólida. En primer lugar se debían ocupar las tierras de los alrededores, si la diplomacia fallaba se recurría a la intimidación y al saqueo de la población que rodeaba al castillo. Antes de atacar el castillo se enviaba un emisario para dar oportunidad a los ocupantes a rendirse.

Los castillos se asediaban de muchas formas. Un método era utilizar ingenios bélicos; arietes, catapultas, onagros, fundíbulos que servían para atacar desde diferentes flancos. También compraban ganado, madera, herramientas y provisiones. Se establecía el campamento a una distancia segura del castillo y se iniciaban los preparativos para atacar.

Cada ataque empezaba de manera distinta. La mayoría de las veces los atacantes lanzaban cabezas decapitadas dentro del castillo, y seguían atacando aprovechando los puntos débiles de la muralla del castillo. La clave era acosar sin tregua.

Los distintos tipos de castillo requerían diferentes máquinas de asedio. Como los castillos se construían teniendo en cuenta los posibles ataques, muchos estaban rodeados de fosos y terraplenes. El artilugio más amenazante de la época era el fundíbulo, se trataba de un arma muy peligrosa y poderosa con un alcance de unos 275 metros. Estaba formado por una viga o barra de madera sujeta a un armazón que la mantenía elevada del suelo, y del que colgaba un contrapeso y una honda, que era la que lanzaba el proyectil. El cañón fue el arma que acabo con los castillos medievales, ya que era capaz de traspasar la piedra muy fácilmente.

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