LA LEYENDA DEL ARROZ (LEYENDA DE JAVA)
Shiva, el dios supremo, en un momento de inspiración, creó a un muchacha muy bella a la que puso el nombre de Retua-Dumila (joya esplendorosa). El dios se complacía tanto mirando a la joven que decidió hacerla su esposa. Ella se resistió al principio, pero el consejo aprobó el matrimonio y ella tuvo que aceptar la decisión, para ello puso una condición: que Shiva le procuraría un alimento de tal magnitud, que siempre se podría comer.
Shiva se afano inútilmente en encontrar ese alimento maravilloso, todo lo que le ofrecía a la joven le gustaba al principio, pero al cabo de un rato le causaba repugnancia.
Desesperado Shiva envió personas a todas las partes de la tierra en busca de ese alimento, y como éstos tardaban en volver y no fue posible contentarla, la joven murió en brazos del dios, el cual, con todo su poder, no había podido hacer feliz a su esposa en sus deseos.
Enterraron a la joven en una gran ceremonia. Shiva ordenó a un príncipe de la corte que montara guardia alrededor de la tumba. A los 40 días del entierro de la joven, vieron los guardias aparecer una gran luz sobre la tumba y brotar unas plantas desconocidas. El dios al verlas dijo: “En estas plantas reside el alma de Retua-Dumila, y de aquí en adelante las llamaremos “pari”, o lo que es lo mismo arroz. Repartid sus semillas entre los hombres, porque con el tiempo constituirán una de sus más preciosos alimentos”.
Los primeros que utilizaron las semillas se llamaban Diaka Puring y Kiava-Tuwa, y desde entonces fueron honrados como padres de los arrozales.
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