16 de abril de 2017

LA CORTE DE AKBAR DE MONGOLIA


Yalaluddin Muhammand Akbar (1542-1605) accedió al trono mongol a los trece años, después de que su padre muriera al caerse de una escalera en su ciudadela de Delhi. En 1560, mandó asesinar a su regente para poder gobernar con independencia. Después de apoderarse de todo el norte de la India, construyó una maravillosa capital y fue un emperador justo con todos sus súbditos.

La jornada normal en la corte de Akbar se iniciaba temprano. Por la mañana se dedicaba a las audiencias públicas y privadas, que se hacían en salones diferentes. Los miembros de la familia real comían por separado, normalmente en sus aposentos. Después de la comida era normal hacer la siesta. Las mujeres tenían sus propias habitaciones y presenciaban las audiencias escondidas tras celosías.

Las visitas del emperador al harén no tenían una hora fija, los rezos detenían cualquier actividad de palacio. Un numeroso grupo de criados se dedicaba a las tareas de limpieza, otros se dedicaban en exclusiva a tirar de las cuerdas que movían los enormes abanicos que se encontraban en el techo, de esa manera el aire circulaba por toda la estancia.

Durante el reinado de Akbar surgió una nueva manera de cocinar, la cocina “mogolao mughalai” con influjos de la cocina turca, pero adaptada al gusto de la cocina india. Los mongoles aportaron especias desconocidas y nuevas técnicas, y añadieron elementos de protocolo, como la preparación de banquetes oficiales, introducción de la cubertería y la vajilla de metales nobles y porcelana, la decoración de los platos, etc. Se introdujeron las carnes asadas, los guisos de arroz, los frutos secos y los estofados, la leche, el queso y la nata. Además, se comenzó a utilizar especias aromáticas y mezclas de frutas dulces en guisos salados.

Akbar era un gran aficionado a los juegos de mesa, como el ajedrez o el parchís. El parchís era un juego de origen indio llamada “pachisi”, término hindi que quiere decir veinticinco, que era el número máximo de veces que se podía lanzar el dado. Akbar inventó una modalidad de este juego. Ordenó construir un tablero gigante de parchís en los jardines imperiales de Agra, y en el centro se colocó un trono en el que el emperador se sentaba durante el juego. Las fichas eran las doncellas de su harén, vestidas con los colores del juego: azul, verde, amarillo y rojo, las chicas se movían de casilla en casilla al ritmo de cada tirada, los dados no eran normales, eran conchas de unos moluscos llamados cauríes, que contaban un punto si caían con el hueco hacia arriba.

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