23 de febrero de 2017

EL MITO DE LA CASTRACIÓN DE URANO


Cuenta Hesiodo en “La Teogonía”, el Mito de la castración de Urano.

Cuantos nacieron de Gea y Urano, los hijos más terribles, estaban irritados con su padre desde siempre. Cada vez que alguno de ellos estaba a punto de nacer, Urano los retenía a todos ocultos en el seno de Gea, sin dejarles salir a la luz y gozaba de su malvada acción.

La monstruosa Gea, a punto de reventar, se quejaba en su interior y urdió una cruel artimaña. Fabricando un acero brillante, forjó una enorme hoz y después explicó su plan a sus hijos. Armada de valor dijo afligida en su corazón:

“¡Hijos míos y de soberbio padre! Si queréis seguir mis instrucciones, podemos vengar el cruel ultraje de vuestro padre; pues fue el primero en maquinar odiosas acciones”.

Así habló y lógicamente un temor los dominó a todos y ninguno de ellos se atrevió a hablar. Más el poderoso Cronos, de mente retorcida, armado de valor, respondió: -Madre, yo podría, lo prometo, realizar dicha empresa, ya que no siento piedad por nuestro abominable padre, pues él fue el primero en maquinar odiosas acciones. Así hablo y la monstruosa Gea se alegró mucho en su corazón y le apostó secretamente en emboscada. Puso en sus manos una hoz de agudos dientes y disimuló perfectamente la trampa.

Vino el poderoso Urano conduciendo la noche, se echó sobre la Tierra ansioso de amor y se extendió por todas partes. El hijo, sabiendo de su escondite, logró alcanzarle con la mano izquierda, empuñó con la derecha la prodigiosa hoz, enorme y de afilados dientes y apresuradamente segó los genitales de su padre y luego los arrojó a la ventura por detrás.

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