6 de diciembre de 2016

PÍO XII Y SOR PASCUALINA


Pío XII tenía una ayudante en el Vaticano a la que todos conocían con el apodo de “la papisa”, en realidad era sor Pascualina, una monja que estuvo a su lado durante 40 años, incluidos los diecinueve en los que fue papa.

Sor Pascualina, nació en 1894 como Josephine, Lehnert. Durante los años en los que Pío XII fue papa, sor Pascualina ejerció un poder insólito. Era ella la que tomaba las decisiones de quien o no tendría una audiencia con el papa, llegando en ocasiones a retrasar peticiones de audiencia realizadas por algún cardenal durante varios meses, solo porque no le caía bien a sor Pascualina.

La historia de la relación empezó cuando sor Pascualina conoció a monseñor Eugenio Maria Guiuseppe Gionvanni Pacelli (Pío XII) en una clínica de reposo. Este se dedicaba a mantener conversaciones con la monja. Un día le dijo que en la nunciatura de Munich necesitaba un ama de llaves, ella aceptó. Desde ese momento fueron inseparables. Ambos se trasladaron a Munich, después a Berlín, cuando nombraron nuncio del Vaticano a Pacelli y finalmente a roma, cuando lo nombraron papa por el Cónclave de 1939.

Era muy normal ver a sor Pascualina en el coche oficial del papa desplazándose por Roma cumpliendo alguna misión. Una de estas ocurrió cuando Roma acababa de ser liberada por las tropas aliadas durante la Segunda Guerra Mundial. Sor Pascualina fue reclamada en la puerta por una señora llamada Clara Petacci, la amante de Benito Mussolini. La misión de Clara era pedir al papa que intermediase ante el general Dwight Eisenhower, comandante en jefe de las fuerzas aliadas para negociar un tratado de paz. El papa escribió una carta y le pidió que aceptase la paz con Italia, Eisenhower rechazó la propuesta. Días después Mussolini y su amante fueron capturados por guerrilleros, ejecutados y sus cadáveres colgados cabeza abajo en una plaza de Milán.

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