LOS REGALOS DEL NIÑO JESÚS (CUENTO ALEMÁN)
Franz era un leñador muy pobre, que vivía en una casa en el bosque junto a su mujer, Matilde, y sus dos hijos pequeños; Alberto y Gisela. Los niños eran muy buenos, pero sus padres no tenía dinero para comprarles los regalos de Navidad, apenas sobrevivían con el pan que conseguía hacer Matilde.
Ese 24 de diciembre hacía mucho frío. Había nevada mucho, y solo les quedaban cuatro rebanadas de pan para cenar, pero justo cuando iban a empezar, vieron la cara de un niño pequeño asomado a la ventana. Tenía hambre y frío, les acogieron en su casa y le dieron las cuatro rebanadas de pan que les quedaban, a pesar de que ellos se quedaban sin cenar. El padre salió a cortar un abeto para mantener el fuego de la chimenea encendido toda la noche, para que aquel niño, que vestía una túnica blanca hecha jirones, no pasara frío. El niño no hablaba, se durmió junto al fuego, y la familia también se retiró a descansar.
Al día siguiente, una melodía de arpas despertó a los niños, que fueron corriendo hacia el salón. Entonces vieron al pequeño que habían acogido en su hogar, vestido con unas ropas muy elegantes. Sobre su cabeza brillaba una corona. A su alrededor, una corte de ángeles hacían sonar arpas y trompetas. Tras él, un inmenso abeto, con muchas ramas frondosas de las que colgaban manzanas, nueces y muchos juguetes.
Los niños llamaron a sus padres. Al llegar y ver aquella escena, se dieron cuenta de que aquel niño era en realidad el niño Jesús, quien, agradecido por la generosidad de esa familia, les había traído todos aquellos regalos.
Desde ese día, cada 24 de diciembre, todas las familiar decoran en casa con un abeto, en recuerdo de aquella historia. De las ramas del árbol cuelgan manzanas y otros adornos. Y los niños reciben los regalos que el niño Jesús sigue trayendo cada Navidad.
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