21 de junio de 2016

LOS SECRETOS DE LA GRAN PIRÁMIDE


No se sabe con exactitud quién fue el arquitecto y el constructor de La Gran Pirámide de Gizeh. En principio parece que fue el faraón Keops el que la mandó construir, sin embargo algunos historiadores antiguos fue el desconocido rey Surid. De la misma manera que es un enigma su autor, también lo es la función que tenía. No está claro que realmente fuera una tumba real como se cuenta.

El califa Al Mamum llegó en el año 820 d. C., con una expedición a Egipto, el motivo era desentrañar el enigma de la pirámide. En ese tiempo se decía que en su interior se escondían los archivos de todas las ciencias antiguas.

Al Mamum, empezó quitando los recubrimientos exteriores de mármol, lo hizo encendiendo hogueras que resquebrajaron la piedra, después vertió toneladas de vinagre, los enormes martillos y las palancas hacían el resto. Una vez quitada esa primera capa de mármol, excavó un túnel y fue el primero que llegó al interior de la pirámide.

Para su sorpresa no encontró nada, sólo polvo, moho e insectos. No había ni dibujos, ni frescos, ni oro, ni piedras preciosas, ni siquiera una momia. Al Mamum se fue de allí con las manos vacías.

En el siglo V d. C., el filósofo Proclo afirmó que La Gran Pirámide había sido un observatorio astronómico. En sus paredes, se pueden observar los equinoccios. Con el primer rayo de sol la pirámide parece tener ocho caras a la vez en lugar de cuatro.

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