19 de junio de 2016

EL BRONCEADO EN LA ANTIGÜEDAD


En la antigüedad estar bronceado era signo de vulgaridad, sólo estaba reservado a las clases bajas, por ejemplo los campesinos, que de tanto trabajar las tierras al sol, sus pieles estaban muy morenas. Las clases altas se resguardaban del sol, tendiendo muchísimo cuidado de no perder su piel blanquísima.

Los guerreros si podían presentarse con normalidad con la piel bronceada. Tener las manos blancas era signo de buen tono y de pertenecer a categorías sociales altas.

Frederic Portal, erudito francés, en su libro “El simbolismo de los colores”, explica el significado que debe darse al bronceado unido a otros colores:

Blanco y bronceado-Suficiencia, arrepentimiento.
Rojo y bronceado-Toda fuerza perdida, valor fingido, preocupación.
Verde y bronceado-Reír y llorar.
Negro y bronceado-Tristeza, mucho dolor.
Azul y bronceado-Paciencia en la adversidad.
Encarnado y bronceado-Dicha y desdicha.
Violeta y bronceado-Amor no permanente, comodidad.
Gris y bronceado-Deslealtad o esperanza en amores.

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