26 de junio de 2016

LOS MEJORES CASTRATI


Considerados “ángeles cantores”, requeridos en todas las cortes europeas, perseguidos por las damas, eran los castrati. Vanidosos, llegando al divismo, mantenían entre ellos grandes rivalidades.

Algunos de esos castrati y sus personalidades:

Salimbeni, el cotizado- Murió a los 39 años, estuvo acogido en la corte de Berlín, llegó a cobrar unos de los salarios más altos de su época. Su salud siempre fue frágil. Su muerte se produjo cuando regresaba a Italia.

Niccolino, el Precoz- Debutó a los 12 años, eso lo convirtió en el más joven de los grandes castrati. Su virtud principal, además de su voz, era su gran expresividad en la interpretación, lo que conseguía tanto con su rostro y su mirada como con sus delicados gestos. A lo largo de su carrera tuvo múltiples distinciones.

Matteuccio, el Longevo- Fue uno de los castrati que mejor cuido su voz, y por eso prolongó su carrera hasta los 70 años, cuando aún cantaba en una iglesia de Nápoles los sábados.  Tan endiosado estaba que después de una gira triunfal por Alemania, dijo que estaba indispuesto para no acudir a la llamada del virrey de Nápoles.

Marchesi el Bello- Guapo y bien proporcionado, las mujeres llevaban su cara en los colgante y adornos. Tenía un carácter caprichoso, en una ocasión se negó a cantar delante de Napoleón.

Velluti, el Vanidoso- fue el último castrati del siglo XIX. Era un divo total, se negó a cantar ante la princesa de Gales por que las lámparas de aceite y las velas del escenario, despedían un intenso humo. Cuentan que dijo: “Mi garganta vale más que una reina”.

Caffarelli el Terrible- Vanidoso, arrogante y violento, despreciaba a sus admiradores, a sus compañeros e incluso a los mecenas y empresarios que lo contrataban.

Farinelli, el Divino- El más virtuoso de todos, fue el más querido y admirado tanto por la gente humilde como por las clases altas. Además de su increíble voz era muy buena persona.

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