HISTORIAS CHINAS
En la China antigua había geománticos (adivinadores por
medio de la tierra). Colocaban un disco sobre una piedra imantada; en el disco
estaban grabados signos astronómicos y relativos al agua. Por su orientación
leían las líneas de fuerza que se extendían por todo el horizonte. Algunas de
las más bellas ciudades y aldeas chinas, están proyectadas de esa manera.
En la época de Marco Polo (1721-1295), los astrólogos debían
decir a los parientes cómo debía retirarse al difunto de la casa para alejar la
mala suerte. No siempre se hacía por la puerta, en ocasiones la familia tenía
que romper una pared para poder salir a través de ella.
La ciudad China de Chinkiang, en este momento a 240
kilómetros de la costa, en otro tiempo fue puerto de mar. El cieno del río Yangtsé
ha formado la tierra que hay desde esa distancia hasta su desembocadura.
Marco Polo, pensó que Kublai Khan poseía el secreto de los
alquimistas, según él, porque éste tenía el arte de producir dinero. China
utilizaba el papel moneda, un sistema desconocido en la Europa de Polo.
La Gran Muralla China, de 4.023,25 kilómetros de largo, que
se extiende sobre más de la vigésima parte de la circunferencia de la Tierra,
fue el proyecto de construcción más largo de la historia. Se edificó durante
más de 1.700 años. Se empleó piedra suficiente como para rodear el globo
terráqueo por el Ecuador.
Los esclavos que vivieron bajo el poder de los últimos
emperadores de China, los manchués, llevaban coletas para que pudieran ser
cogidos rápidamente.
El emperador Justiniano sobornó a dos monjes persas que
habían vivido en China para que volvieran allí y regresaran trayendo huevos de
gusano de seda escondidos en bastones huecos de bambú. De esa manera
Constantinopla empezó la producción de seda alrededor del año 550 d. C. De esos
gusanos procedieron todas las larvas productoras de seda de Europa hasta
nuestros días.
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