6 de noviembre de 2015

ILUSIONISMO MEDIEVAL


En la cultural medieval existían formas de adivinación y magia que lo único que pretendían era entretener y divertir: el ilusionismo. Todo lo que se sabe sobre el tema datan de los siglos XIV y XV (aunque puede que fueran conocidos anteriormente).

Guillermo de Auvernia contaba cómo un mago puede hacer aparecer una casa llena de serpientes si quema la piel de una en un lugar lleno de varas de madera o juncos, porque los parpadeos de las llamas hacen que estos objetos parezcan serpientes reptando.

En el libro de apuntes de Tomás Betson de finales del siglo XV, enseña mucho sobre este tema. Betson fue un monje de la abadía de Syon, en Middlesex. Hombre muy piadoso, bromista y un gran aficionado a la magia.

En su libro incluye instrucciones sobre cómo realizar varios trucos: “si coges un cabello fino de la cabeza de una mujer, y lo atas a un huevo anteriormente vaciado, serás capaz de mover el huevo aguantando el otro extremo del cabello con la mano, y sin que nadie vea el cabello, gracias a su finura. Se puede incluso colgar el huevo en una casa, y la gente creerá que nada lo sostiene”.

Otro truco: “Utiliza un poco de cera para pegar a una moneda el extremo de un cabello; se tira del otro extremo y la moneda se moverá, de manera que mucha gente creerá que sucede por arte de magia”.

También cuenta: “Poner un escarabajo dentro de una manzana con un agujero en el centro; cuando el escarabajo haga que la manzana se balancee, la gente creerá que la fruta se está moviendo sola”.

Betson también copio instrucciones para operaciones más complicadas: “Para hacer aparecer imágenes por medio de una elaborada disposición de espejos, o para producir efectos ópticos con una moneda y un plato de agua”.

En otros casos, los trucos de los magos de la Baja Edad Media eran simples travesuras, contra “víctimas” desprevenidas. Por ejemplo, como atemorizar a un compañero haciendo que una antorcha explote en su cara, como hacer que la gente sienta picores cuando está en la cama, como volverlos negros cuando se bañan, como hacer que la carne de su cena parezca cruda o con gusanos, etc.

Los trucos de magia también fueron tratados por la literatura, en unos cuentos cortos y pícaros de la Alta y la Baja Edad Media, llamados “fabliaux”, se cuenta la estafa de un encantamiento que decían que era capaz de transformar una vaca en un oso, y otro que podía convertir pequeños fragmentos de grava en moneda. Otro fabliaux relata cómo a un campesino dos ladrones le roban un jamón, que el dueño recupera por medio del ilusionismo. Creyendo los ladrones que todo era un caso de encantamiento.

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